TEXTOS DE PARTICIPANTES VI
ALICIA B. ZUBCZUK
Nacida en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, de familia
polaca, se licenció en Administración y en Análisis de Sistemas. Es, además
Martillera Pública. Trabajó sobre todo como analista de sistemas en diversas
empresas de Energía y de Comunicaciones.
Siempre se interesó por las artes. En 2015 se enteró de la
existencia del Seminario – Taller por el Centro Cultural Nicolás Olivari y empezó a asistir. Si bien era lectora –le gusta
la narrativa, las historias, la poesía-, no incursionaba en la escritura.
Alicia tiene una personalidad especial, muy educada y ubicada,
pero también muy determinada. Le gustaría que todo el mundo pudiera ser feliz,
escuchar música, eventualmente tomarse una cervecita. Y tal vez, de no ser
informática, hubiera elegido ser pintora o directora de escuela. Condena la
mentira y la doble moral, la envidia y el engaño. Jamás podría ser una
prostiuta o un dealer.
Se desvela por su familia y sus amigos, pero no lo pregona. Muy
aguda en su observación de la realidad y los comportamientos no es lo que se
pueda llamar una persona complaciente.
De poder volver a nacer y no ser humana, le gustaría ser una planta
de Santa Rita, espinosa y altiva, que se va enredando y dando flores y sombra o
tal vez un águila sobrevolando desde las alturas y mirando desde el infinito lo
más pequeño. Y si algún día se encuentra con Dios, espera que simplemente le
diga: “Bienvenida”.
Hace un tiempo ya empezó a escribir y seguro tal vez un día de
éstos se nos despacha con una novela, una colección de cuentos o una obra
poética.
He aquí parte de su obra.
¿Qué cosa ocurre cuando un postadolescente reclama algo a sus
progenitores?
Ocurre que los progenitores escuchan azorados todas las quejas
y “pasadas de factura”.
Esa extensa lista de deseos insatisfechos y sentimientos no
correspondidos que entran dentro de un enorme abanico de acontecimientos y
niveles de importancia y que se fueron sucediendo desde la muy temprana edad
hasta hace media hora.
Desde ese pijama-party
al que no asistió porque solo tenía 4 años hasta el trato inequitativo que en
similares situaciones recibió algún otro hijo, el que sí obtuvo todas las
bondades y beneficios, sin haber tenido que pagar ninguno de los altos precios
que esos injustos y desamorados padres aún le cobran al reclamante.
Bocas que se mueven, oídos que escuchan, ojos que lloran, palabras que no se dicen, frases que no se
escuchan, lágrimas que no brotan.
A la vista del postadolescente de ser padres heroicos pasamos a
miedosos, de exigentes a permisivos, de
controladores a abandónicos, de optimistas a quejosos.
Luego somos una molesta carga dentro de una cajita que viaja en
el auto esperando encontrar, por fin, su lugar.
®©
Alicia Zubczuk, 2016.
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