ENCUENTRO CULTURAL LITERARIO ARGENTINO LIBANÉS III
Palabras
de ANA SEBASTIÁN
Continuación
Sí me voy a referir un poco a lo que
aportaron estos inmigrantes que solían llegar aquí con pasaporte del Imperio
Otomano y que por eso son llamados a veces cariñosa y otras despectivamente
turcos. Aunque seguro no siempre les gustó y tal vez no les gusta cuando se los
llama sirio-libaneses como no nos gustaría a nosotros que nos llamen “provincianos
unidos del Río de la Plata”.
Pero tampoco voy a entrar en esa discusión
porque conozco familias que tienen raíces en los dos países.
Ya en 1864 hay comunidades árabes en la
Argentina, pero los primeros registros son de 1868.
A fines del siglo XIX arribaron a nuestro
país ya empezaron a venir más masivamente los entonces llamados sirio –
libaneses.
En 1900 en El
diario de Buenos Aires aparece esta noticia:
“Nuestros vecinos de la República de Uruguay, han rechazado a
300 inmigrantes turcos por perjudiciales. Ahí andan por las calles de Buenos
Aires, hombres, mujeres, desgreñados y sucios, pidiendo limosnas o expidiendo
objetos tan inútiles como ellos “.-
Según Juan A. Alsina en su libro La inmigración en el primer siglo de la Independencia publicado en
Buenos Aires por Felipe S. Alsina en 1910 indica que hasta 1909 habían venido de esa región
51.936, gente de distintas edades y oficios.
En 1909 Buenos Aires recibió 11.765 y se
habían ido del país 1.628, por lo que quedó un saldo de 10.137 conformando
1.154 familias con 3.638 personas.
La mayoría, 5.730, declararon ser
comerciantes y dependientes de comercio. El resto eran jornaleros, 1.906,
agricultores, 1.477, cifra de la que duda Alsina. Había también costureras,
modistas, sastres, panaderos y gente sin profesión.
Muchos se quedaron en Buenos Aires y en el
litoral santafesino. Otros fueron a la región de Cuyo, San Juan, La Rioja,
Mendoza, San Luis y al Noroeste: Santiago del Estero, Salta y Jujuy.
En cuanto a la religión, registra 6.428 católicos y 5.111
mahometanos.
Para el Centenario se calcula que la población sirio-libanesa
era de 60.000 almas, según la estadística de la Dirección de Inmigración.
“Se han esparcido en todo el territorio al amparo de sus sistema
de venta de baratijas, telas y quincalla, haciendo algunos de ellos notable
evolución, hasta poder establecerse con capital y casa propia, para comerciar,
participando un poco en las industrias matrices, ganadería agricultura y
vinicultura, creándose vinculaciones sociales.”
En ese momento estaban en cuarto lugar en cuanto a número y
pujanza, después de la inmigración italiana, española, rusa –es decir- judía.
En 1914 el Departamento de Trabajo de Tucumán indicaba:
“Y se les hace la guerra a muerte y se pregona que son vagos y
se repite que no se radican; y se protesta que no son agricultores ni peones,
mientras las fincas rurales están llenas de turcos agricultores que han
aprendido como los criollos a pelar y cultivar la caña y que trabajan seis días
a la semana; en las obras públicas y privadas hay braceros turcos; hay
albañiles, carpinteros, hay vendedores de pan que venden más barato que los
criollos, que los españoles y que los italianos, y por último, para demostrar
la injusticia del cargo que se les hace de que no se radican, no hay más que
oponer las cifras del censo de 1912, que les dá un capital de pesos muy
respetables, que no tardará en igualar al comercio español o al italiano, arraigado
desde hace mucho."
En Buenos Aires durante mucho tiempo hubo
una parte de la ciudad conocida como El
barrio de los turcos en el Paseo de Julio -actual Leandro Alem- y
Reconquista entre Charcas -actual
Marcelo Torcuato de Alvear- y Córdoba, o sea, en Catalinas, en donde se establecieron los principales
negocios, hoteles e importadores.
Para el Centenario la comunidad
sirio-libanesa le regaló a nuestro país un Monumento que fue encargado al
escultor italiano Garibaldi Affani fue inaugurado el 6 de enero de 1913 en su
ubicación primitiva: la Plazoleta situada en el Paseo de Julio (hoy Av. Leandro
N. Alem) entre Santa Fe y San Martín. Varios años más tarde fue trasladado a su
ubicación actual en Bouchard y Sarmiento.
Es de destacar que estas personas que
vinieron aquí huyendo de hambres, guerras, persecución, por la razón que fuera,
vinieron aquí a poner el hombro.
No vinieron a pedir que los mantuvieran.
En ellos se hizo carne eso de que “amar a la vida desde el trabajo es intimar
con el más recóndito secreto de la vida”, palabras de uno de los escritores
libaneses más conocidos mundialmente, Gibran Khalil Gibran que había nacido en
Becharré un 6 de enero de 1883 y que, como muchos libaneses, buscó suerte en el
nuevo mundo, en Estados Unidos, en donde murió en New York el 10 de abril de
1931.
Esos inmigrantes recién llegados fueron al
conventillo, no le hicieron asco al trabajo, se ganaron la vida como pudieron.
Muchos empezaron como vendedores
ambulantes y se los conocía en el barrio, se sabía hasta el día y la hora en que
pasaban y las señoras de las casas salían a comprarles.
Como vimos se los gastaba y seguro
sufrieron lo que todos los inmigrantes sufren. Se los imitaba: gabún, gabuneta,
beine, beineta… Pero, después de años deambulando en la calle, se ponían su
tienda, su mercería, su comercio… Eran emprendedores a base de romperse el lomo
trabajando.
Vinieron a trabajar en lo que fuera… Su
adaptación fue casi inmediata. Y nos dieron no sólo su aporte al trabajo, por
lo tanto a la riqueza, sino también su aporte a la demografía.
Nos dieron a sus vástagos que, gracias a
las leyes impuestas por la generación del 1880, de matrimonio civil, de
educación primaria obligatoria, laica y gratuita y al servicio militar
obligatorio, se sintieron argentinos.
Y así podemos nombrar desde deportistas a
científicos, de escritores y periodistas a actores, locutores, presentadores,
de empresarios a políticos, incluyendo a un presidente.
Aclaro que no hago
consideraciones de orden ético ni estético ni distingo entre vivos y muertos ni
avivados o tontos.
Así tenemos:
→ Médicos: Mario
FATALA CHABÉN que se especializó en el mal de chagas, Jorge Ricardo ESPER, José
JURI, Jorge JOZAMI,
→ militares: Basilio
LAMI DOZO, LLamil RESTÓN y Mohamed Alí SEINELDÍN, entre otros.
→ dirigentes
sindicales: Germán ABDALA.
→ dirigentes
deportivos: Antonio ALEGRE.
→ empresarios: Jorge
ANTONIO, Alfredo YABRÁN, Abraham AWADA, Juliana Awada, Zulemita Menem, Alberto
SAMID.
→ políticos: Elías
ADRE, Oscar AGUAD, Néstor AHUAD, Julio ALAK, Alfredo AVELÍN, Daniel CHAIN,
Envar el KADRI, Abel FATALA, Eduardo JOZAMI, Luis JUEZ, Juan Luis MANZUR,
Carlos Saúl, Eduardo y Nair MENEM, Jorge Obeid, los RODRÍGUEZ SAA, los ROMERO
FERIS, Ramón y Vicente SAADI, casi toda la familia SAPAG, Norberto YAUHAR,
algunos de la familia YOMA.
→ deportistas: Pablo
ABDALA, Julio Daniel y Omar ASAD, Darío HUSAÍN, Betina JOZAMI, Agustina HABIF,
Carlitos MENEM, Javier Muñoz MUSTAFÁ y Daniel MUSTAFÁ, entre otros.
→ productores,
directores de cine, artistas: Mauricio DAYUB, Omar CHABÁN, Jorge ZUHAIR JURY y
su hermano Fuad Jorge JURY, conocido como Leonardo FAVIO, Julio MAHARBIZ,
Nicolás SARQUÍS.
→ músicos,
cantantes, compositores: Jorge ARDUH, Jorge y Yamila CAFRUNE, Domingo CURA,
Miguel Ángel ESTRELLA, Eduardo y Juan FALÚ, José LARRALDE, Jorge MÉNDEZ, entre
otros.
→ gente del mundo
del espectáculo y el mediático: Anabella ASCAR Anabella, Alejandro AWADA, el
genial Carlitos BALÁ, Julio CHÁVEZ, Alejandra, el Chino y Ricardo DARÍN, a la
modelo Yamila DÍAZ-RAHI, a las actrices y vedettes: Zulma FAIAD, Beatriz e
Isabel SALOMÓN, Mario SAPAG, Naím SIBARA, etc.
→ periodistas y
empresarios de medios: Nagib BAACLINI, Daniel HADAD, Luis MAJUL, Karen MARON,
Enrique SDRECH.
Y entrando en el mundo de los escritores, los pensadores, los
intelectuales: Jorge ASÍS, Jorge –conocido como Oche- CALIFA, Luis D'JALLAD,
Zaki KONSOL, Víctor MASSUH, Juan José SAER, Juan YACER, además de los aquí
presentes que hoy vamos a tener el placer de escuchar…. cuando nos lean algo de
su obra propia y nos deleiten en esta velada.
Pero antes de presentar a cada uno quiero
decir algo de lo poco que sé sobre escritura libanesa.
Gibran Khalil Gibran, uno de los autores
más conocidos internacionalmente, tiene publicada casi toda su obra en nuestro
país porque es una búsqueda del mundo interior que hace con belleza y
sabiduría.
Algunas de las primeras ediciones en
nuestro país fueron posteriores. El martes pasado una alumna mía, Beatriz
Faisal, me trajo Arena y Espuma – Axiomas
y parábolas, editado en la Imprenta Rossi Argentina de Córdoba con tapa
dura en 1946, una verdadera joya que guarda como tal porque era de los
preferidos de su madre Carmen Beatriz Haiek de Faisal, hija de libaneses… Y es
una joya.
Gibran no encasilló su escritura en una corriente literaria
única, derramó sensibilidad, espiritualidad, belleza y la derrama por el mundo
porque es la obra de un libanés ciudadano del mundo.
Y eso es, en cierto modo, lo que pasa con
muchos representantes de la cultura libanesa: en un momento dado son
representantes del mundo.
Me pregunto por qué. Y me respondo, volviendo tal vez a los
antiguos fenicios, primero porque siempre tendieron una especie de puente de
plata entre Oriente y Occidente.
Y son representantes del mundo porque, por desgracia, siempre
fueron víctimas de diásporas, pero supieron convertir el dolor en algo
positivo, se adaptaron.
Lammenais solía decir: “El desterrado, donde quiera que esté está
solo”. Juan Bautista Alberdi, una vez que volvió a nuestra patria y se tuvo
que volver a ir a París, agregó: “aún en
su propia patria.”
La guerra, la diáspora, el destierro
marcan y marcan incluso a los que no eligen el destierro, pero que son hijos de
desterrados…
Y lo sé por experiencia.
Por eso tal vez para muchos el tema del
destierro pese…
Y por eso es que tenemos literatura
libanesa en distintos idiomas: en árabe, en francés, en inglés y ahora en
nuestro argentino…
Tal vez es por eso que, en realidad,
conocemos muy poco a los autores libaneses…
Elías Khoury, novelista beirutí o
beirutense nacido en 1948 que vivió todas las vicisitudes de su país y se
involucró, bien o mal -no me corresponde
a mí juzgarlo- en ellas, escribió en su novela de 1998 Bab al-Shams –traducida al inglés como Gate of the Sun – El portal del sol:
“Quiero
decir que la verdadera guerra empieza cuando tu enemigo se convierte en tu
espejo, y si lo matás a él te matás a vos mismo.”
Como anticipé, no voy a abundar en el tema
de las guerras y los destierros, pero sí estoy segura de que marcaron y marcan
esa literatura y de que esa literatura será tal vez el mejor instrumento para
conocer los hechos, la cultura, la cotidianidad, los sentimientos, el alma
libanesa.
Desde ese Kahlil Gibran -conocido en el mundo desde principios del
siglo XX- que fue y es profeta nacional- hasta Khouty, pasando por otros
artistas: Los Hermanos Rahbani y sus musicales con sketchs sobre la realidad
[entre paréntesis, Assi Rahbani se casó con Fairuz, cuyo verdadero nombre es
Nouhad Haddad, la más famosa y distinguida artista y cantante del mundo árabe,
La embajadora de las estrellas, La Embajadora de los árabes, Vecina de la Luna
y La voz de la poesía], desde la narrativa irónica de Maroun Abboud y la de
Hasan Daoud a la reciente de Iman Humaydane, periodista y escritora, además de
antropóloga y socióloga, en todos está presente en forma expresa o sutilmente
tácita la búsqueda de la identidad, de la verdadera existencia como nación, el
cuestionamiento de los límites de la supervivencia, sea individual como
colectiva, y la permanente incertidumbre ante el futuro.
La identidad libanesa es como un puzzle
que se sigue construyendo día a día y, a menudo, en otras lenguas y que trata
de concretar su fin: SER…
¡Y ES!
Y los libaneses SON, aunque estén dispersos,
y SERÁN, como Gibran, ciudadanos del mundo.
Antes de presentar a nuestros invitados
voy a terminar con estos pensamientos justamente de Gibran sobre el Líbano:
“Líbano,
para los poetas de Occidente, es un lugar legendario cuya existencia
desapareció con la muerte de David, de Salomón y de los profetas. […]
Si
el Líbano no fuera mi país, yo lo habría escogido como tal.
Líbano
es un vocablo poético y no el nombre de una montaña, vocablo que simboliza un
sentimiento, y más allá de la imaginación, la imagen de los bosques de cedros
que exhalan su aroma e incienso, la de torres de bronce y de mármol que se
elevan majestuosas, la de multitud de gacelas que se recrean entre ruinas y
valles. Vi al Líbano aquella noche como un pensamiento poético, como un sueño
entre dos auroras.
Creo
en ustedes y su destino. […]
Deben
tener orgullo en ser americanos, mas también deben enorgullecerse de que sus
padres y sus madres llegaran de una tierra en la que Dios colocó sus manos
bondadosas e hizo surgir sus mensajeros. Jóvenes americanos de origen libanés,
yo creo en ustedes.”
Inshal-lá podamos ver en estos escritores, descendientes de ese país que,
más que un término, es un pasado, un presente y un futuro, la expresión clara
de sentimientos, reflexión y poesía.
¡Muchas gracias!
®©
Dra. Ana Sebastián
Continuaron
las lecturas de cada uno de los autores presentes.
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