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miércoles, 30 de abril de 2014

LA INVASIÓN VILLERA

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 Segunda parte
 
       La cumbia villera no manifiesta la villa miseria, la cumbia villera manifiesta el fracaso de un segmento histórico argentino, el fracaso de los conductores alternantes de la política estatal, incapacitados de aprovechar y poner en movimiento la energía potencial de este país.

La diferencia entre tango y cumbia villera radica en la realidad que vivió uno y la realidad en que transcurre la otra.

Veamos de qué realidades hablamos al comparar el tango con la cumbia villera.

“El tango es un fenómeno de tipo cultural que se desarrolla en el seno de una sociedad específica. Se manifiesta como la intrincada amalgama de vivencias e ideologías contrapuestas que se asientan geográficamente en dos ciudades de la cuenca del Plata: Buenos Aires y Montevideo.  Por lo tanto es - y no puede ser otra cosa – el emergente cultural de la fusión del substrato criollo con los nuevos colonizadores: los inmigrantes quienes aportaron la nuestra idiosincrasia e ideología tanto o más que la colonización española.”

 

El tango tiene sus orígenes en esos barrios marginales de mediados del siglo XIX en donde se cuece a fuego lento una nueva cultura popular que se manifestará en sus pautas de comportamiento.

En esos antiguos caserones coloniales, convertidos en casas de inquilinato llamadas conventillos, se desarrolla una nueva generación de jóvenes que no tienen como parámetro a su antecesor, el gaucho de la campaña, sino al negro y sus ritmos africanados. A estos nativos se sumará un contingente de inmigrantes europeos que aportará a esta nueva sociedad su memoria cultural: artes, espíritu de lucha, concepción de la vida, tradiciones, sentido de la laboriosidad, oficios, técnicas de explotación de la tierra, técnicas y experiencias e industriales y de servicios, tradiciones religiosas y familiares, nueva formas culinarias que afectarían los gustos de la ex colonia española.
 
Una auténtica invasión que llegó en 1887 a superar en número a los nativos de la ciudad de Buenos Aires sin contar con que gran parte de esos nativos eran ya hijos de inmigrantes nacidos en este suelo.
 
La sociedad que acunó al tango fue una sociedad promisoria, en despegue.  

Fue políglota, con todo el significado filosófico del lenguaje.

Tuvo un profundo sentido de solidaridad y compañerismo y desenvolvió muy especialmente la organización social y sindical.

Tuvo un profundo sentido de la esperanza en el devenir. Estuvo compuesta, mayoritariamente, por una población que había dejado atrás la guerra y el hambre. Pese a los contratiempos y las dificultades miró hacia el horizonte esperando un sol que calentara a todos en paz y con trabajo.
La inmigración depositó su herencia cultural en este suelo  posibilitando el desarrollo del pensamiento, la lengua, las artes y la industria.

Podríamos afirmar que el tango fue producto de las clases laboriosas esperanzadas en un mundo mejor que nunca conocieron, pero que confiaban y creían estar en condiciones de construirlo con su propio esfuerzo.

En contraposición definiría a la cumbia villera como un epifenómeno de una línea estética subyacente en la otra Argentina.

Diría que es un documento acústico que permitirá a los investigadores futuros iniciar la búsqueda, dentro de cincuenta o cien años, de los orígenes de su nación contemporánea. Nación que, en estos tiempos, aún no existe. Poseemos un territorio delimitado, una población y un estado regulador y administrador, pero no constituimos aún una Nación.
 
Nuestro estadio es incipiente, nuestro desarrollo está retardado. Retardo, quizás, al lento proceso de desmembramiento, eliminación, fusión y consolidación de una formación social.
 
Nuestro tiempo histórico está signado por los enfrentamientos. La variedad cultural de las diferentes olas inmigratorias nos dejó como herencia témpanos ideológicos de muy lenta disolución, debido quizás al equilibrio existente entre sus partes: ateos, creyentes, liberales, progresistas, comunistas, progresistas, socialistas, anarquistas, fascistas, etc.

Este equilibrio se mantiene porque cada una de esas formaciones del pensamiento fue sustentada por un poder real en sus territorios de origen y trasladadas en sus maletas como un sueño irrenunciable por los inmigrantes. Sueño que se trocó en ideología, con una total negación al cambio de la visión vital.
 

® © Lic. Luis Labraña

 
 
 

martes, 29 de abril de 2014

REIVINDICANDO LA EDAD MEDIA


“No menos que el saber me place el dudar.”  Dante Aligheri

La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte” Leonardo Da Vinci.

Durante siglos hubo muchos prejuicios académicos que versaron sobre el oscurantismo en la Edad Media. Sin embargo, esos siglos que transcurrieron desde la caída del Imperio romano de Occidente hasta el siglo XV no son tan oscuros como se pretende ni con tan poco desenvolvimiento cultural como en un momento nos enseñaron. Entre el brillo del clasicismo de la Antigüedad y el superbrillo del Renacimiento, la Edad Media europea no es tan opaca.

            La invasión de Roma por los bárbaros desintegró el Imperio, pero nadie puede pensar que diez siglos pasan sin que nada acontezca. 

La disgregación política y de la autoridad en feudos y reinos aislados generó el sistema de amos – propietarios y siervos diseminados por toda Europa, en la que la única institución que mantuvo su autoridad fue la Iglesia Católica Apostólica Romana y que trató de mantener su comunidad y predominio espiritual.

En los feudos y los incipientes burgos se empezó a desarrollar una vida comercial, de agremiación por distintos oficios que hacían a la cultura en sentido amplio e incluso de intercambio  -sea en forma pacífica o por medio de las armas, de luchas entre caballeros o entre germánicos, vikingos, cruzados o magiares provenientes de las estepas asiáticas-.

Los religiosos eran los copistas por excelencia y gracias a ellos se conservan las obras clásicas. Se comenzaron a recopilar saberes en lo que más tarde se llamaría Enciclopedia y se fueron sentando las bases de la vida urbana.

Poco a poco empezó a renacer la comercialización a gran escala que luego daría sus frutos en la Edad Moderna y el Renacimiento. Y, si bien, los monasterios eran los templos del saber, se empezaron a extender las artes y a usar con orgullo las lenguas propias romances derivadas del latín en la que los juglares cantaban las canciones de gesta y los trovadores sus poemas líricos a sus platónicas amadas.

Se fundaron las primeras universidades y los estudios en matemáticas, física, medicina, derechos, moral, teología.

Alfonso el Sabio dialogando con médicos árabes
del Libro La Medicina en Al Andalus
Y la Edad Media española dio Al – andaluz con su capital, Córdoba, ciudad extraordinaria, más iluminada que el Londres de ese entonces en donde convivían sin problemas las tres grandes religiones monoteístas: cristianos, musulmanes y judíos y donde aparece la cultura mozárabe.
Y nos dejó el emotivo cancionero sefaradí...

Link: http://youtu.be/6YgjBh9wHHg

¿Por qué se preguntarán   -me pregunto- salgo ahora con todas estas reflexiones sobre algo tan lejano? Estas reflexiones son producto del trabajo.
Recorriendo la Aldea Medieval
en el Centro Cultural Sur el día de su apertura
Otra vez Cultura de la Ciudad organizó la Aldea Medieval, recreación histórica y a la vez imaginativa de la vida en el Medioevo con la participación de entidades como ARME Vik [Asociación Recreacionista Medieval Escandinava] - Chastel Pélerin [Recreacionismo Histórico] - Círculo de Esgrima Medieval Valherjes  - Clann an Tuirc Dheirg [Época Medieval Escocesa] - Huskarls Hird - Era Vendel [Siglos V - VII] - Mesnada de Vanimatir [Europa cristiana y musulmana del siglo X al siglo XII] - Orden de los Caballeros de la Cruz [Período de las Cruzadas] - Ardo Liltamor [Danzas Renacentistas Europeas] - Beltaine [Música Medieval], además de ceremonias de jura de caballero y vasallo, justas entre caballeros frente a frente, batallas entre vikingos y cruzados y otras de ese tenor, música, lírica, gestas, danzas, oficios e incluso las especialidades de la época:  caligrafía, arquería, esgrima, forja, cocina, entre tantas otras cosas.

El año pasado nos llevamos la sorpresa de tener más de 30.000 asistentes y este año tuvimos más a pesar de uno o dos días de mal tiempo y de las festividades de Pascua.

Estas recreaciones son las que me llevaron a reflexionar sobre el conocimiento formal aprendido y a la frase del Dante sobre el saber y la duda y también a comprobar la veracidad del dicho de Leonardo Da Vinci: cómo la belleza  se vuelve real aun en el mundo de la fantasía.

Lic. Guillermo González Heredia
Director
Dirección General de Promoción Cultural
Ministerio de Cultura - GCBA
 
Facebook: Argentino Metropolitano

Twitter: @lenguametropol
 

 
 

LA INVASIÓN VILLERA


Ponencia*
Primera parte

 
      Esta tarde fui convocado para hablar acerca de la cumbia villera, sus rasgos de identidad y la relación con el tango y la lengua standard de Buenos Aires.
      El primer punto a resolver era el objeto de estudio. Me pregunté si la cumbia era un objeto o un portal que se abre para acercarnos al complejo fenómeno popular de la lengua, la estética y la ética de ellos, los otros, los diferentes.
      El segundo punto consistía en saber si yo, como parte del sistema centralizado, era neutral o partícipe voluntario o inconsciente de esa corriente underground  emergente y si ésta era nueva o recurrente en la historia cultural argentina.
      Por último supe que tendría que caminar sobre el filo de la navaja en un tema tan proclive al error y clisar —como dirían los españoles— el nacimiento del tango con el de la cumbia villera, creyendo que ambos son simplemente producto de mala vida y que, como ambos surgen de los cordones periféricos de la Ciudad Buenos Aires, tienen que tener el mismo desarrollo.
        Preparé esta charla días atrás, en Amsterdam, con la misma fruición que en 1984 escribí, en esa ciudad, el libro Tango, una historia.
        En aquel entonces, de exilio obligado aún en democracia, mis compañeros de desvelo y de nostalgia eran Carlos Gardel, Alberto Gómez, Ignacio Corsini, Rosita Quiroga, el Tata Cedrón, Edmundo Rivero, Floreal Ruiz, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese y esa línea emergente de estética  -grasa, kitsch, de mal gusto para muchos-: Juan D' Arienzo, Alfredo De Angelis y Héctor Varela, Alberto Castillo. Astor Piazzolla quedaba para los conciertos que daba en Amsterdam, Delft, Utrecht o Rotterdam, para las noches plácidas de invierno o la música de fondo en las cenas de amigos. La historia real estaba en esa acústica ida de los poetas del tango. Sus voces, esos débiles documentos que se diluían en el transcurrir de los años, fueron mi fuente de inspiración e investigación. Ellos eran el pasado: la historia buscada.
    Ahora, mis compañeros de ruta fueron otros, ahora me acompañaron -y quiero agradecerles- Damas Gratis, Yerba brava, Flor de Piedra, La Piba, Mala fama, Meta guacha y mis favoritos, Los pibes chorros.
       Visitar este mundo me subyuga.
       Ellos son el presente: la historia en construcción.
       El realizador francés Claude Lelouch, en su film Un hombre y una mujer puso en labios de Jean Louis Trintignan una frase de Giacometti: «Si en un incendio tuviese que escoger salvar entre un Rembrandt o un gato, optaría por el gato porque representa la vida.»
       Y la cumbia villera representa la vida.
       Aunque empobrecida y miserable no deja de ser vida con el mismo valor en todos los seres humanos, con los mismos miedos, soledades, pasiones, dolores y alegrías.
       Hoy presento ante ustedes el resultado de mis cavilaciones. 
       Es posible que, en las brumas de los Alpes, un soldado romano somnoliento viera con espanto y con sorpresa, en el tranquilo sendero que guardaba, las figuras  brumosas de los hombres empielados que cercenarían su cabeza. No llegaría a comprender lo que sucedía. Ni tampoco, días después, lo comprenderían los atónitos romanos al ver en los umbrales de sus villas a esos mismos bárbaros empielados bebiendo vino en cartón...

     

De El chamuyero
® © Ariel Quiroga
      Tango y cumbia villera...
      En general es más sencillo buscar sus similitudes. Pero esta actitud comparativa se ajusta más a una forma de pensamiento decimonónico, de la escuela krausista, anacrónica frente a las exigencias científicas de un mundo globalizado y de un espacio cubierto por la web.
      No hay permeabilidad cultural entre tango y cumbia villera, sólo un roce en el transcurso de un recambio cultural.
      La cumbia villera no se encuadra dentro de un proceso de traspaso de la cultura, de una transición a una dimensión superadora.
      La cumbia villera es una ruptura total de las pautas y valores del sistema hegemónico imperante. La hegemonía cultural permitió, permite aún, fisuras tales como las producidas por el cuarteto, el rock nacional o la murga. Fisuras de encaje, escape de presión, manifestaciones inocuas estas últimas.
       En contraposición, la cumbia villera desconoce lo permitido o prohibido en un sistema cultural que ignora.
      Los habitantes de la cumbia villera, esos personajes grises mimetizados con las penumbras del anochecer, mimetizados con las luces de las salas de juegos, mimetizados con los cordones de las veredas, con los árboles de las plazas, con las tenues lamparitas de los quioscos, esos personajes amarronados que nos negamos a vislumbrar, a los que ignoramos, son parte de la escenografía ciudadana.
         Son ellos quienes aterran a los miembros de las buenas familias, mayores de medio siglo, cuando los noticieros anuncian los desmanes acontecidos en los estadios de fútbol, en las marchas piqueteras o en los recitales de Patricio Rey y sus redonditos de ricota, banda que, por otro lado, fue la única en captar con sus letras herméticas a este sector social.

 
 
                                                                                         Continuará con la 2ª parte...
 
 
 
 
 
 
AGUANTE LA CUMBIA VILLERA!!!




 

  Lic. Luis Labraña
Coordinador
Programa Lengua & Cultura Metropolitana
DGPCUL - Ministerio de Cultura - GCBA
           * Ponencia en el marco del PREFORUM BARCELONA 2004 / 25-26-27 marzo 2004
              CENTRO CULTURAL GRAL. SAN MARTÍN - SECRETARÍA DE CULTURA -
             SUBSECRETARÍA DE PATRIMONIO CULTURAL - CIUDAD DE BUENOS AIRES
FACEBOOK: Argentino Metropolitano
Twitter: @lenguametropol



domingo, 20 de abril de 2014

DE POETAS Y DE LOCOS



Entre tertulias con champagne, poesía y compromiso


CARLOS GUIDO SPANO (1827-1918)

Poeta de Buenos Aires e ainda mais
 

     Nacido bajo el calor estival un 19 de enero de 1827, los cumpleaños de Carlos Guido Spano, también conocido como “y Spano”, se solían festejar casi como los de un poeta prometeico, mitad poeta mitad profeta, consecuencia de la fama que se supo conseguir con su espíritu hospitalario, su amplitud de pensamiento y su hedonismo dionisíaco.

     De estirpe ilustre, era hijo del Gral. Tomás Guido y de María del Pilar Spano, una dama chilena que le confirió su amor por las artes y las letras. Su padre había actuado, casi adolescente, en la Defensa de Buenos Aires y luego en los sucesos de Mayo, acompañó a Mariano Moreno en su viaje fatal  cuando, por razones de dudosa índole política, fuera enviado a Gran Bretaña en misión diplomática. Más tarde fue miembro del Ejército de San Martín, amigo,  compañero de armas y el cronista más importante de las campañas libertadores.

     Su niñez transcurrió en Buenos Aires hasta que, en 1840, fue designado en la Embajada de Río de Janeiro. En ese medio el muchacho porteño criado entre algodones y literatura fue desarrollando su refinamiento bajo el exotismo de esa naturaleza avasalladora y opulenta, tan opulenta como la Corte de Pedro II de Braganza, que supo frecuentar. Allí perfeccionó su manejo de idiomas y, gracias a sus dotes dones políglotas y a su refinamiento, se fue convirtiendo en una especie de dandy en ese ambiente sofisticado europeo y criollo a la vez.

     En 1848 Guido Spano se encuentra en París adonde había ido debido a la enfermedad de su hermano que ya había fallecido cuando él llegó. Francia estaba convulsionada por la instauración de la Segunda República y la ebullición de París lo apasiona, lo fascina, le refuerza sus convicciones liberales y le amplía el horizonte al mismo tiempo que se siente a sus anchas en el manejo de esa lengua y esa cultura que admiraba porque era la lengua de su autor preferido, Alphonse de Lamartine. Traduce Le lac de Meditations poétiques.

     De vuelta a Rio, con un bagaje de dolor y de roce mundano, se convierte en un joven mimado  -exitoso, diríamos ahora- no sólo en la Corte sino también en los círculos intelectuales.

Guido Spano vuelve a viajar a Europa pasando por Inglaterra. Cuando llega a Francia va ser testigo de los últimos estertores de la II República que había visto nacer unos años antes. En 1852 se produce la restauración del Imperio por Napoleón III, Luis Bonaparte.

Los viajes le despiertan la imaginación y lo insuflan de un verdadero fervor democrático, liberal en el sentido prístino que lo diferenciarán de la mentalidad común en su época y que marcarán sus principios, su toma de posiciones y sus acciones futuras.

En 1852 vuelve a Argentina, a pesar de su padre  [no olvidemos el papel de los padres hace un siglo y medio] que no estaba de acuerdo con su regreso.

Ya en el país, cuando se producen los acontecimientos del 11 de septiembre que llevarán a la secesión de Buenos Aires, él se mantiene bastante al margen, aunque formará parte de su defensa. Pero, al poco tiempo, se marcha a Montevideo en donde su padre está desterrado. Hasta ese momento vivió determinado y sensibilizado por las vicisitudes políticas de su padre, cuya vida pública forma otro capítulo de nuestra historia.
 
                      
Guido Spano sigue con la vida social, con su temperamento fogoso, vehemente y, a la vez conciliador, su afabilidad, sus dones literarios, su melena de poeta romántico. Se le abren las puertas de casi todos los salones. Como muchos escritores ocupó algunos sillones burocráticos de distinto rango y comodidad para poder mantenerse. Durante el efímero gobierno de Derqui fue nombrado Subsecretario de Relaciones Exteriores.





De nuevo en Buenos Aires, como corresponde a su generosidad y su talante solidario, se pone al frente de la Comisión que combate la epidemia de fiebre amarilla de 1971. Poco después morirá su esposa dejando un vacío en su vena romántica y un dejo melancólico, ese placer de estar triste que superará con ironía y espíritu crítico.
 
En 1971 había publicado su único libro de poemas Hojas al viento. Con algunos recursos que podríamos calificar de modernistas, Guido Spano es un avanzado en el abordaje de la lírica erótica:

“¿Será un crimen rasgar la tenue gasa
con que oculta el amor gracias terrenas,
o en la pomposa viña las ajenas
uvas gastar y el bien que raudo pasa?
 
     Cuando el amor el alma nos abrasa
que Venus arde en las henchidas venas,
desciende el cielo mismo a las amenas
ígneas regiones del plaser sin tasa....”
                                        Sensualismo
       En la lista de cargos burocráticos que le permitirían sobrevivir, dice Ernesto Quesada: “comenzó esa conocida peregrinación suya por aquella serie de empleos que, por una ironía singular, le tocó desempeñar en cosas que eran a las veces el polo opuesto de su vocación, hasta culminar en cierta cómica secretaría   -la del Departamento Nacional de Agricultura-,  donde el excelso poeta tenía que emitir a diario dictámenes en asuntos de plantación de alfalfa, siembra de trigo o cruza de animales...”.
       Después estuvo en la Dirección del Archivo General de la Provincia y en la vocalía del Consejo Nacional de Educación.
        En otro terreno y, en una acción si se quiere de avanzada para la época,  fue gestor y fundador de la Sociedad Protectora de Animales. 
        En un momento intenta convertirse en empresario y, como empresario, se podría decir que “es un gran literato”. Suele suceder…
        Con su espíritu liberal y republicano, con su experiencia acumulada,  empieza a enrolarse en el espíritu federal y pronto tendrá que definirse por sí mismo en el terreno de las lides políticas. Así, no sólo levantará la voz en defensa de Paysandú asediado por las veleidades hegemónicas del Imperio brasileño con la connivencia nacional, sino que, junto con José Hernández marchará hacia la ciudad uruguaya.
         En prosa se indigna ante lo que él considera una ignominia política: “Las águilas hambrientas del Imperio huyeron heridas por el puñal y el plomo de los republicanos heroicos que a tu lado pelean. De nuevo están sobre la presa y amenazan devorarla, fiados de su considerable muchedumbre. Azuzan su venganza las imprecaciones de las mujeres angustiadas y el tierno llanto de los niños. Quieren saciarse en sangre de valientes.. ¡Ira de dios les roerá las entrañas!”

         La misma posición tomará ante la guerra de la Triple Alianza lo que le vale no sólo los denuestos y calumnias de los aliancistas sino también el baldón de “traidor”.
         Su contraofensiva será literaria. Ante la derrota del Paraguay están los versos de Nania:

        Llora, llora urutaú
        en las ramas del yatay
        ya no existe el Paraguay
        donde nací como tú
        Llora, llora urutaú!   

Las acusaciones contra su persona las enfrenta con la Trova que nos hacían aprender de memoria en la escuela, pero sin contextualizarla, sin contarnos acerca de su carácter combativo, contestario:

He nacido en Buenos Aires
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
¡Argentino hasta la muerte!
¡He nacido en Buenos Aires.!

Tierra no hay como la mía;
¡ni Dios otra inventaría
que más bella y noble fuera!
¡Viva el sol de mi bandera!
Tierra no hay como la mía.

Hasta el aire aquí es sabroso;
nace el hombre alegre, brioso,
y las mujeres son lindas
como en el árbol las guindas;
hasta el aire aquí es sabroso.

¡Oh, Buenos Aires, mi cuna!
¡De mi noche amparo y luna!
aunque en placeres desbordes,
oye estos dulces acordes
¡oh, Buenos Aires, mi cuna!

Fanal de amor encendido,
borda el cielo tu vestido
de rosas y rayos de oro:
eres del mundo tesoro,
fanal de amor encendido.

¿Quién al verte no te admira?
[...]
 
De tus glorias que otros canten,
y a las nubes te levanten
entre palmas y trofeos.
Yo no asisto a esos torneos:
de tus glorias que otros canten.

Este poema entre épico y lírico dedicado a una Buenos Aires a la que le habla como a una mujer es prácticamente “el primer poema urbano” de nuestra literatura, no porque no hubiera habido otros poetas porteños, sino porque los otros abordaron  temas  camperos, bucólicos, amorosos…     
      Cultivó la prosa irónica, aún sarcástica, con bronca que recopila en Ráfagas (1978) y la poesía lírica e intimista y escribió una Epístola a un amigo que constituye una verdadera autobiografía. 
       Petiso, de piernas cortas que tapa su gabán, con su chambergo holandés, su melena desordenada, Carlos Guido Spano es todo un personaje cuando, abriéndose paso a bastonazo limpio, defiende a Madame Lynch, la amante compañera de Solano López, y a sus hijos que intentan llegar a embarcarse para huír a Europa luego de la derrota. Guido Spano, galante y firme y revoleando el bastón, se acerca al carruaje asediado por la turba que la insulta, la hace bajar, le besa la mano y la despide ceremoniosamente en un gesto de caballero quijotesco ignorando a esa mersa que la acosa. La turba atónita ante el gesto, reacciona tarde, pero él no se inmuta y sigue abriéndose paso a golpe de bastón.
      Así, poco a poco, Guido Spano se convertirá en esa institución porteña que Ricardo Rojas supo describir así:

Dilecto de las gracias, conservó hasta la vejez la urbanidad obsequiosa. Charlaba ingeniosamente, los ojos chispeantes de malicia, la boca sonriente de ironía. Regalaba bombones y champán cuando los tuviese, o siquiera agua en los días malos, supliendo a la fortuna esquiva con ornamentos espirituales, anécdotas, epigramas, versos o melodías que soplaba en la flauta...” 

 Debido a su enfermedad, sufre de una parálisis que lo obliga a permanecer en su casa que se convirtió en una especie de meca por la que pasaba el tout Buenos Aires, aún los chicos de las escuelas a rendirle homenajes en vida y todos los visitantes ilustres. 
En su casi siglo vital fue visitado desde Rafael Obligado a Calixto Oyuela, desde Ernesto Quesada hasta Olegario Víctor Andrade, desde Rubén Darío a Vicente Blasco Ibañez.  

     “Bella es la vida que a la sombra pasa
del heredado hogar el hombre fuerte
contra el áspero embate de la suerte
puede allí abroquelarse en su virtud.

Si es duro el tiempo y la fortuna escasa
si el castillo viene abajo,
queda la noble lucha del trabajo,
la esperanza, el amor, la juventud.
      […]
     Servid a los demás. Es su camino.
     intransitado y viejo al cielo llega.
     Esto de mi docencia me imagino
     que de un padre a sus hijos se trasiega:
     que cada cual sea fiel a su destino.” 

Estos versos de su At home, muchos menos recordados, sintetizan su regla y su práctica, son tu testamento vital.
     Actualmente casi ignorado   -me pregunto por qué- en las últimas décadas en los claustros y en los textos escolares-, éste es también su legado: asumir la vida con autenticidad a pesar de los cambios y llegar a la vejez, ese crepúsculo, con la cabeza más alta que el chambergo.

 

© ® Ana Sebastián. 2006.