“No
menos que el saber me place el dudar.” Dante Aligheri
La
belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte” Leonardo Da Vinci.
Durante siglos hubo muchos
prejuicios académicos que versaron sobre el oscurantismo en la Edad Media. Sin
embargo, esos siglos que transcurrieron desde la caída del Imperio romano de
Occidente hasta el siglo XV no son tan oscuros como se pretende ni con tan poco
desenvolvimiento cultural como en un momento nos enseñaron. Entre el brillo del
clasicismo de la Antigüedad y el superbrillo del Renacimiento, la Edad Media
europea no es tan opaca.
La invasión de Roma por los bárbaros desintegró el
Imperio, pero nadie puede pensar que diez siglos pasan sin que nada
acontezca.
La disgregación política
y de la autoridad en feudos y reinos aislados generó el sistema de amos –
propietarios y siervos diseminados por toda Europa, en la que la única
institución que mantuvo su autoridad fue la Iglesia Católica Apostólica Romana
y que trató de mantener su comunidad y predominio espiritual.
En los feudos y los
incipientes burgos se empezó a desarrollar una vida comercial, de agremiación
por distintos oficios que hacían a la cultura en sentido amplio e incluso de
intercambio -sea en forma pacífica o por
medio de las armas, de luchas entre caballeros o entre germánicos, vikingos,
cruzados o magiares provenientes de las estepas asiáticas-.
Los religiosos eran los
copistas por excelencia y gracias a ellos se conservan las obras clásicas. Se
comenzaron a recopilar saberes en lo que más tarde se llamaría Enciclopedia y se fueron sentando las
bases de la vida urbana.
Poco a poco empezó a
renacer la comercialización a gran escala que luego daría sus frutos en la Edad
Moderna y el Renacimiento. Y, si bien, los monasterios eran los templos del
saber, se empezaron a extender las artes y a usar con orgullo las lenguas
propias romances derivadas del latín en la que los juglares cantaban las
canciones de gesta y los trovadores sus poemas líricos a sus platónicas amadas.
Se fundaron las primeras
universidades y los estudios en matemáticas, física, medicina, derechos, moral,
teología.
Y la Edad Media española dio Al
– andaluz con su capital, Córdoba, ciudad extraordinaria, más iluminada que
el Londres de ese entonces en donde convivían sin problemas las tres grandes
religiones monoteístas: cristianos, musulmanes y judíos y donde aparece la
cultura mozárabe.
Y nos dejó el emotivo cancionero sefaradí...
Link: http://youtu.be/6YgjBh9wHHg
Alfonso el Sabio dialogando con médicos árabes del Libro La Medicina en Al Andalus |
Y nos dejó el emotivo cancionero sefaradí...
Link: http://youtu.be/6YgjBh9wHHg
¿Por qué se preguntarán -me pregunto- salgo ahora con todas estas
reflexiones sobre algo tan lejano? Estas reflexiones son producto del trabajo.
Recorriendo la Aldea Medieval en el Centro Cultural Sur el día de su apertura |
Otra vez Cultura de la
Ciudad organizó la Aldea Medieval, recreación histórica y a la vez imaginativa
de la vida en el Medioevo con la participación de entidades como ARME Vik [Asociación Recreacionista Medieval Escandinava] - Chastel
Pélerin [Recreacionismo Histórico] - Círculo de Esgrima Medieval Valherjes - Clann an Tuirc Dheirg [Época Medieval Escocesa]
- Huskarls Hird - Era Vendel [Siglos V - VII] - Mesnada de Vanimatir [Europa
cristiana y musulmana del siglo X al siglo XII] - Orden de los Caballeros de la
Cruz [Período de las Cruzadas] - Ardo Liltamor [Danzas Renacentistas Europeas]
- Beltaine [Música Medieval], además de ceremonias de jura de caballero y vasallo, justas
entre caballeros frente a frente, batallas entre vikingos y cruzados y otras de
ese tenor, música, lírica, gestas, danzas, oficios e incluso las especialidades
de la época: caligrafía, arquería,
esgrima, forja, cocina, entre tantas otras cosas.
El año pasado nos
llevamos la sorpresa de tener más de 30.000 asistentes y este año tuvimos más a
pesar de uno o dos días de mal tiempo y de las festividades de Pascua.
Estas recreaciones son las que me llevaron a reflexionar sobre el
conocimiento formal aprendido y a la frase del Dante sobre el saber y la duda y
también a comprobar la veracidad del dicho de Leonardo Da Vinci: cómo la belleza se vuelve real aun en el mundo de la fantasía.
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