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lunes, 14 de noviembre de 2016

Ficción & No Ficción en la Literatura


TEXTOS DE PARTICIPANTES III



AGUSTINA RÍMOLI

        






          Joven, muy joven, adolescente todavía diríamos, si no fuera por su sentido de responsabilidad, Agustina está todavía cursando la escuela secundaria.
          Desde chica le gustó la lectura y se nota que, aunque tímida, es una lectora pertinaz y crítica, que aprovecha todo el tiempo libre que encuentra “entre clases o en casa” para darle rienda a su pasión.

Le gustan desde las policiales clásicas a la saga de Harry Potter sin desdeñar a Borges, la novela romántica... Está siempre abierta a lo que se le presente y espera leer textos que nunca se hubiera imaginado y su deseo es escribir una novela.

Se enteró por la web del Seminario – Taller y se presentó este año.

“Pésimo” es su palabra favorita y, en cuanto a insultos, no podría elegir uno porque parece tener un amplio repertorio...
Le gusta la música de un piano y tal vez, si no se puede dedicar a la literatura, se dedicaría al diseño de indumentaria. Lo que nunca sería es profesora de educación física.
Aborrece la mención de las “chancletas o pantuflas”, así como el ruido de las motos cuando aceleran.
Si existiera la reencarnación, le encantaría en su próxima vida ser un gato. Y esperaría que, de llegar al Paraíso, Dios la reciba con: “Tenés tiempo para todo lo que viva no llegaste a hacer”. Esto no sólo nos demuestra su sensibilidad sino también su espíritu voluntarioso y activo.

De los textos, aquí está la prueba:



VIRALIZAR


 

         Nunca te parés frente a una cámara a hacer el ridículo. No sabés lo traicionera que tu acción puede resultar. Lo divertido, excitante, fácil que puede ser mostrarte ahí, puede transormarse en monstruoso con una simple tecla: Enviar. En soledad te animás, te soltás, te sacás. No importa nada más. Pero cambia cuando eso, tan estúpido y revelador, se vuelve viral. Se dirigen a vos todas las miradas, todos los textos, todas las caras raras, todas las críticas, burlas y risas. Y te enterás así de lo cruel que puede ser esta sociedad.

  

AL LLEGAR AL SUELO

Son las calles abarrotas que reciben el cadáver de un hombre que, de tanto sufrir se cansó de vivir, porque vivió flotando en una nube se infelicidad. Son personas las que lo ven caer, pero nadie lo rodea. Porque en Nueva York todos son libres, hasta para morir.

Son las horas que al hombre se le hicieron años, atrapado en su desesperación antes de saltar.  Porque en Nueva York uno decide su vida: uno decide cuándo debe terminar.

Son las sonrisas fingidas que embellecieron su rostro por años hasta que, simplemente, dejó de mentir.

Son los amigos que jamás notaron su sufrimiento y sus familiares que jamás lo acompañaron cuando lo necesitó.

Son los edificios que se le hicieron demasiado grandes.

Son los semáforos que tardaron mucho en cambia.

Son los callejones de Nueva York que no le dieron la paz que buscaba.

Son las esperanzas extraviadas intentando aprender allí a quererse a sí mismo.

Son las luces de su alma que se apagaron al llegar al suelo.


® © Agustina Rímoli, 2016.


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